LAS CAJAS DE AHORRO Y LAS COOPERATIVAS DE CRÉDITO ANTE LA CRISIS: EVOLUCIÓN EN SU PRESENCIA TERRITORIAL Y EN SU OPERATIVA

 

POR

 

Antonio Calvo Bernardino y

Jesús Paúl Gutiérrez*

 

 

Resumen

 

El artículo estudia el impacto que la crisis económica y financiera está teniendo en las entidades bancarias de carácter social, en especial en sus estrategias de financiación y de localización territorial.

 

En primer lugar, se analizan las crecientes necesidades de financiación de la economía española durante el pasado ciclo expansivo y el decisivo papel de las instituciones financieras en la canalización del ahorro externo. Posteriormente, se analiza la evolución de la presencia territorial de las cajas de ahorro y de las cooperativas de crédito, así como la distribución de sus operaciones activas y pasivas. El análisis se realiza diferenciando dos períodos, uno desde el inicio de los noventa hasta el verano de 2007, momento en el que se inicia la crisis, y un segundo período, desde el cuarto trimestre de 2007 hasta la actualidad.

 

Palabras clases: necesidad de financiación, entidades bancarias de carácter social, crisis financiera

 

Códigos JEL: F32, G21

 

 

Saving banks and Credit co-operatives faced with the crisis: the changes in their localization and performance

 

Abstract

 

This paper examines the impact that the international economic and financial crisis is having on the behaviour of Spanish social banking institutions, particularly in their funding and localization strategies.

 

First of all, we analyse the growing net borrowing of the Spanish economy in the former economic expansion cycle and how the national financial institutions were the primary source of foreign financing. Secondly, we analyse the evolution of territorial localization of saving banks and credit co-operatives, and of their lending and borrowing transactions. In this analysis we are going to difference two periods: since the beginning of nineties until August 2007, the start of the international financial, and a second period since the fourth quarter 2007 until now.

 

Keywords: net borrowing, social banking institutions, financial crisis

 

JEL classification: F32,  G21

 

 

 

 

 

 

 


Les caisses d'épargne et les coopératives de crédit devant la crise : une évolution dans sa présence territoriale et dans son opérante

 

RESUMÈ

 

L'article étudie l'impact que la crise économique et financière a dans les établissements bancaires de caractère social, spécialement dans ses stratégies de financement et de localisation territoriale.

 

En premier lieu, on analyse les nécessités croissantes de financement de l'économie espagnole pendant le cycle passé expansif et le papier décisif des institutions financières dans la canalisation de l'épargne externe. Par la suite, on analyse l'évolution de la présence territoriale des boîtes d'épargne et des coopératives de crédit, ainsi que la distribution de ses opérations actives et passives. L'analyse est réalisée en différenciant deux périodes, l'un du commencement de quatre-vingt-dix à l'été de 2007, le moment auquel s'initie la crise, et la deuxième période, du quatrième trimestre de 2007 à l'actualité.

 

Des mots clefs : une nécessité de financement, des établissements bancaires de caractère social, une crise financière

 

 


1.- Introducción

 

            El objetivo genérico fundamental de este trabajo es, como su propio título pone de manifiesto, determinar el impacto de la crisis económica y financiera sobre el comportamiento de las entidades bancarias de carácter social[1], en especial en sus estrategias de financiación y de localización territorial.

 

            Para cumplir con este propósito, el trabajo se divide en varias partes. En primer lugar, para situar los factores que han determinado en parte el comportamiento en los últimos años de estas entidades, partimos de uno de sus principales condicionantes: el elevado déficit exterior de la economía española. Dado que las Cuentas Financieras, elaboradas por el Banco de España, no desglosan los datos por grupos institucionales, sino por sectores económicos[2], tenemos que tomar como referencia los datos del conjunto del sector de Instituciones Financieras, pudiendo, no obstante, hacer un desglose entre Instituciones Financieras Monetarias, en el que se integran las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito[3], y no Monetarias[4], con el fin de determinar la forma de financiación de nuestra economía.

 

            Por otro lado, ese elevado déficit exterior unido al importante crecimiento económico español, puede haber afectado al comportamiento de estos dos grupos institucionales de carácter social respecto al conjunto de la banca española tanto en su posicionamiento en el territorio a través de la red de sucursales como a la forma de captación de sus recursos y al destino de sus créditos. Por eso, a continuación se analiza la evolución de la presencia territorial de las cajas de ahorro y de las cooperativas de crédito, así como la distribución de sus operaciones activas y pasivas, con especial detalle en las actividades que constituyen su principal actuación bancaria, la captación de depósitos y la concesión de créditos y préstamos.

 

            Todo este análisis se efectúa dividiendo el trabajo en dos períodos, lo que nos va a permitir comprobar si se han producido cambios en la estrategia operativa y de posicionamiento territorial de las cajas de ahorro y de las cooperativas de crédito. Por un lado, desde la primera mitad de los años noventa hasta el verano de 2007, momento en el que se produce el primer impacto de la crisis económica y financiera en nuestro país. Por otro, desde entonces hasta el momento actual, caracterizado porque la crisis se ha manifestado con toda intensidad en las variables económicas y financieras de nuestro país.

 

            Finalizamos el trabajo destacando las principales conclusiones surgidas a partir del mismo.

 

 

2.- El papel de las instituciones financieras en la financiación del ciclo expansivo de la economía española

 

            La economía española se ha caracterizado tradicionalmente por un fuerte endeudamiento del sector de las Administraciones Públicas, financiado en gran parte por el ahorro de los Hogares e Instituciones sin Fines de Lucro al Servicio de los Hogares (ISFLSH) y, en menor medida, por las Instituciones Financieras, con una evolución más errática del sector de Sociedades no Financieras, quedando el Sector Exterior como contrapartida final para atender la capacidad o necesidad de financiación de nuestra economía (Paúl, 2006, pp. 35 y 36; Cabrero et al., 2007, p. 3).

 

            Sin embargo, el amplio período que abarca desde la entrada de España en la Unión Económica y Monetaria hasta el año 2007, con un fuerte crecimiento de nuestra economía, incluso en media un punto superior al del conjunto de la Unión Europea, ha tenido como elemento claramente protagonista la fuerte dependencia de la financiación recibida del sector exterior. En efecto, el sector privado residente (familias y empresas) durante este período de tiempo, y, en especial, a partir de 2003, registró un importante aumento en sus necesidades de financiación[5], hasta situarse en unos niveles de una cuantía desconocida, tanto en nuestro país como en el conjunto de los que conforman nuestra área económica (Calvo y Paúl, 2009).

            El hecho de que haya sido el sector privado no financiero el causante de estas ingentes necesidades de financiación ha condicionado sin duda la captación de recursos financieros en el exterior (Maza y del Río, 2006, p. 76). Las características básicas de los sectores fuertemente endeudados han hecho que su dependencia tradicional de la financiación de las entidades financieras se haya acrecentado en los últimos años previos a la crisis[6]. En concreto, las Sociedades no Financieras, compuestas en nuestro país por empresas que, en su mayoría, tienen el carácter de pequeñas y medianas, disponen de unas limitadas posibilidades de acceder a una financiación alternativa al crédito bancario. De la misma forma, el endeudamiento del sector de las familias, aunque menor, descansa prácticamente en su totalidad en el crédito recibido de las entidades financieras[7].

 

            La forma tradicional de actuación de estas instituciones, como canalizadoras del ahorro desde las unidades económicas con superávit hacia las que poseen déficit, en mercados bancarios no suficientemente integrados, ha permitido que los recursos se movieran en nuestro país de unos sectores a otros, facilitando la financiación que en cada caso precisasen, actuando el sector exterior en última instancia como medio para obtener los recursos financieros adicionales, bien porque no eran suministrados en su totalidad al resto de sectores internos por los que eran ahorradores, o bien para colocar los excesos de recursos de la economía nacional cuando éstos se generaban (Rodríguez et al., 2008, p.59).

 

            En este sentido, como podemos comprobar en el gráfico 1, prácticamente ésa era la situación en nuestro país en el período 1995-2002. Sin embargo, a partir de 2002, el creciente endeudamiento del sector privado residente no financiero frente a las Instituciones Financieras, sobre todo de las empresas, se ha visto acompañado por una mayor dependencia del ahorro del resto del mundo, alcanzándose un máximo en el saldo deudor de las operaciones financieras netas de las instituciones financieras frente al sector no residente a finales de 2006, por una cuantía en torno al 15% del PIB (algo menos del 14% a mediados de 2007, cuando se inicia la crisis económica y financiera).

 

Gráfico 1. Operaciones financieras netas de las Instituciones Financieras (% del PIB)  

Fuente: Elaboración propia a partir de las Cuentas Financieras elaboradas por el Banco de España       

           

En el protagonismo que han tenido las instituciones financieras en la canalización del ahorro externo hacia los sectores prestatarios nacionales, debemos distinguir entre el papel jugado por las instituciones financieras monetarias y las no monetarias, habiendo sido estas últimas las que desde 2004 y hasta que se iniciara la crisis financiera internacional, canalizaron la mayor parte de las entradas de capital exterior (véase Gráfico 2). Por su parte, las entidades de crédito, aunque desde 1997 han acudido de forma continuada a la financiación exterior, no han cubierto la mayor demanda de recursos financieros por parte de empresas y familias incrementando de forma directa el volumen de ahorro externo, sino que éstas han dependido de la financiación exterior intermediada por las instituciones financieras no monetarias.

 

Gráfico 2. Operaciones financieras netas con el resto del mundo de las Instituciones Financieras (% del PIB)

Fuente: Elaboración propia a partir de las Cuentas Financieras elaboradas por el Banco de España       

 

Por pasivos, en el gráfico 3 recogemos para determinados años de los últimos casi veinte, y hasta antes del inicio de la crisis, la composición del endeudamiento del sector de Instituciones Financieras, que ponen de manifiesto algunos hechos sin duda significativos. En primer lugar, la forma tradicional de financiación de este sector es a través del efectivo y los depósitos captados, que si bien alcanzan su nivel relativo de importancia más bajo en 2003, éste se sitúa casi en el 56% del total. En segundo, que la siguiente partida en relevancia, la constituye las emisiones de valores de renta fija (valores distintos de acciones), que suponían un 19% del total de los pasivos en 1999, y que alcanzaron a mediados de 2007, la cifra más altas, con un 34,8%. El resto de partidas tienen una importancia más discreta en el conjunto de los pasivos de este sector, pudiéndose destacar, en todo caso, las reservas técnicas de seguro, pues en 1999, supusieron algo más del 16%, para bajar al 7% en 2003 y de nuevo a mediados de 2007 hasta el 2,5%[8].

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gráfico 3. Composición de los pasivos netos contraídos de las Instituciones Financieras (% sobre el total)

Fuente: Elaboración propia a partir de las Cuentas Financieras elaboradas por el Banco de España

 

Como consecuencia de todo lo anterior, y a modo de resumen, podemos destacar la creciente importancia de la financiación recibida por el sector de Instituciones Financieras procedente del exterior; que esa financiación se ha dedicado, desde 2002 básicamente y hasta el inicio de la crisis, a la financiación del sector privado no financiero residente, sobre todo al empresarial; y que se ha producido un aumento en la importancia de la captación de fondos a través de emisiones de títulos de renta fija, compensados en parte por el incremento en el efectivo y en los depósitos en los últimos meses de 2007[9].

 

            Dada la relevancia de la financiación procedente del exterior en los últimos años, en el gráfico 4 recogemos, en porcentajes sobre el PIB, los pasivos netos contraídos con el exterior por el sector de Instituciones Financieras. De su contenido destaca, sin duda, el crecimiento espectacular hasta finales de 2006 de los valores de renta fija. En efecto, mientras que en el período 1990-2002 la importancia de éstos es muy reducida, no alcanzando en ningún caso el 2% del PIB, siendo el endeudamiento exterior de nuestras entidades a través de la captación de efectivo y depósitos, a partir de 2002, y con esta última partida siguiendo el comportamiento errático mostrado en años anteriores, en torno a una banda de entre 0% y 6% del PIB hasta 2006, se dispara el endeudamiento mediante la emisión de valores de renta fija, hasta llegar a suponer, a finales de ese año, alrededor del 20% del PIB español. Sin embargo, a lo largo del primer semestre de 2007, se produce un fuerte descenso, más acusado que el conjunto de la financiación recibida por el sector, compensado en gran medida por el aumento en la partida de efectivo y depósitos exteriores.

 

Gráfico 4. Pasivos netos contraídos con el exterior por las Instituciones Financieras (% del PIB)

 

Fuente: Elaboración propia a partir de las Cuentas Financieras elaboradas por el Banco de España

 

 

3.- El comportamiento de las entidades bancarias de carácter social ante las necesidades de financiación de la economía española

 

            La creciente necesidad de financiación de la economía española durante el período de crecimiento de la segunda mitad de los años noventa y hasta mediados de 2007, con una dependencia significativa de los recursos suministrados por parte de las Instituciones Financieras, ha llevado a estas entidades a seguir diferentes estrategias de cara a atender las mayores demandas de financiación procedentes fundamentalmente de las Sociedades no Financieras y, en menor medida, de los Hogares e ISFLSH.

 

            Para determinar la manera en que las entidades bancarias, que constituyen en nuestro país el principal grupo de instituciones de carácter financiero por la importancia de los recursos que captan y suministran al conjunto de los sectores de nuestra economía, han tratado durante todos estos años de conseguir los fondos precisos, vamos a continuación a analizar la evolución de su presencia territorial y las vías alternativas de captación de pasivo, para luego más tarde tratar de conocer el destino básico final de esos recursos captados.

 

            Así, en el gráfico 5 podemos comprobar, en primer lugar, la diferencia que presentan los distintos grupos de entidades de depósito a lo largo de este período en cuanto a su localización territorial. En efecto, mientras que las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito, desde que se produjo el proceso de liberalización en la apertura de oficinas en nuestro país[10], han venido aumentando de forma casi continuada su presencia geográfica, dentro de una estrategia general de proximidad al cliente, los bancos, tras unos primeros años de aumento en la red de sucursales, fundamentalmente hasta mediados de los años noventa, han seguido una estrategia parcialmente distinta en este ámbito, reduciendo su ya importante red por todo el territorio nacional hasta 2002, para iniciar posteriormente un tímido crecimiento que se mantiene hasta los momentos de inicio de la crisis de 2007. Por tanto, aquí encontramos una primera diferencia en el proceso de presencia de las entidades de carácter social frente a la banca en nuestro país, que se deriva de una mayor preocupación de aquellas por atender en la proximidad a sus clientes[11].


Gráfico 5. Distribución de las oficinas y de los empleados entre los diferentes tipos de entidades bancarias

 

Fuente: Elaboración propia a partir del Boletín Estadístico del Banco de España

 

Todo ello ha supuesto que la importancia relativa de la red de sucursales de la banca se haya reducido de forma permanente desde mediados de los noventa hasta la actualidad respecto a la de las cajas de ahorro y cooperativas de crédito. Así, en 1995, las oficinas de la banca significaban el 49,2% de las sucursales de entidades bancarias existentes entonces en nuestro país, siendo superadas por las cajas ya en 1998, para suponer, a finales de 2007, sólo el 34,5% del total. Frente a esta evolución se encuentran las cajas de ahorro, que en 1995 disponían del 42% de las sucursales y más del 54,5% en 2007, habiendo subido también su importancia relativa las cooperativas, desde el 8,81% en 1995 hasta el 11% en 2007, si bien en 2003 suponían el 11,3% del total de oficinas bancarias en nuestro país. Podría pensarse, no obstante, que estos cambios en las redes de sucursales en beneficio de las cajas y de las cooperativas hubiesen llevado a una mayor dimensión de cada oficina de los bancos, de forma que el empleo generado por el sector se hubiese mantenido a niveles por encima que el producido por las entidades de carácter social; sin embargo, baste observar la evolución del gráfico 5, que nos permite comprobar que el número de empleados de estos grupos institucionales ha seguido una senda parecida a la evolución de las sucursales en nuestro país, pues la banca ofrecía, a mediados de la década de los años noventa el 60,1% de los empleos en el sector, por el 34,4% de las cajas y el 4,75% de las cooperativas de crédito, mientras que, a medida que avanza el período, se produce el descenso en la importancia relativa de la banca, asumiendo su caída tanto las cajas como las cooperativas, pues aquellas ya ofrecen el 48,9% del empleo en el sector bancario en 2007, y las cooperativas de crédito el 7,6%, con un aumento continuado en la ganancia de cuota de mercado en el empleo de estos dos grupos institucionales a lo largo de todos estos últimos años[12].

 

            Por otra parte, los procesos de innovación financiera producidos a nivel mundial, de los que el sistema financiero español no ha sido ajeno, se han puesto de manifiesto en la caída en la importancia en el conjunto del pasivo de las entidades de crédito de los depósitos captados de la clientela en beneficio de otras formas de captar recursos de los clientes. Como podemos comprobar en el gráfico 6, en el que se observa la evolución de la composición del pasivo de las entidades de crédito, siguen siendo los depósitos la principal partida para la financiación de estas entidades, aunque en descenso a lo largo del período considerado, de manera que de suponer alrededor del 80% del total del pasivo en la década de los años noventa, su importancia se ha reducido hasta prácticamente el 71% en 2007, es decir, en el intervalo de los años que suponen el nuevo siglo hasta el final del período considerado, los depósitos han perdido casi 10 puntos en el pasivo de las entidades de crédito. Esta pérdida de importancia de los depósitos se ha debido a que éstos no han crecido de forma suficiente para atender a la demanda crediticia por parte del resto de los sectores de la economía española, debiendo acudir nuestras entidades a las emisiones de valores de renta fija en los mercados nacionales e internacionales con el fin de captar los recursos financieros necesarios para la financiación. De hecho, la caída de los depósitos ha sido absorbida en su totalidad por esos valores de renta fija, dado que el capital y las otras partidas del pasivo se han mostrado bastante estables a lo largo del período.

 

Refiriéndonos ahora a las entidades bancarias de carácter social, podemos comprobar en el mismo gráfico 6 que en ambos grupos institucionales se ha producido en los últimos años un aumento en la apelación a la captación de recursos a través de las emisiones de valores de renta fija. No obstante, entre ellos se observan algunas diferencias. Por un lado, las cooperativas de crédito siguen confiando la mayor parte de su financiación en la captación de depósitos de los clientes, pues dado su tamaño y su vocación geográfica y humana más definida hacen más complicada la apelación a los mercados financieros para la obtención de los recursos, si bien también en los últimos años ha crecido significativamente las emisiones de este tipo de valores, pues de una importancia prácticamente irrelevante en el sector hasta

2003, a finales de 2007 suponían más del 4% del total de su pasivo. Por otro, las cajas de ahorro, que ya partían de una mayor relevancia de las emisiones de valores de renta fija, pues suponían el 4,7% de su pasivo en 1999 y el 7,43% en 2003, han aumentado sus emisiones durante los últimos años hasta alcanzar una sexta parte de su pasivo, ganando la cuota a los depósitos, que, en los cuatro años finales del período, se han dejado hasta casi 10 puntos[13].

 


Gráfico 6. Composición del pasivo de las entidades de crédito, de las cajas de ahorro y de las cooperativas de crédito

Fuente: Elaboración propia a partir del Boletín Estadístico del Banco de España

 

En definitiva pues, hemos podido comprobar que las entidades bancarias de carácter social han llevado a cabo en el período de expansión de la economía española, desde mediados de la década de los años noventa hasta 2007, una estrategia en cuanto a su expansión territorial y operativa basada en varios pilares: por una parte, en una mayor presencia en el territorio nacional a través de un aumento continuado en el número de oficinas abiertas, que se ha traducido además en una más intensa creación de empleo en el conjunto del sector, de forma que los empleados de estas entidades han pasado desde alrededor del 50% del total en 1995 a más del 65% en 2007; por otra, en una apelación, al igual que la banca, a otras formas de captar pasivo distintas a los depósitos tradicionales, si bien con diferencias significativas entre ambos grupos; así en las cajas de ahorro, las emisiones de valores de renta fija suponen a finales de 2007, un 16,8% de su pasivo, mientras que en las cooperativas de crédito, alcanzan el 4,1%, aunque en las primeras ese aumento ha sido de poco más del doble, y en las segundas la relevancia en su pasivo se ha multiplicado por cerca de siete.

 

Gráfico 7. Composición del activo frente a residentes en España del conjunto de las entidades de crédito y de las entidades bancarias de carácter social

Fuente: Elaboración propia a partir del Boletín Estadístico del Banco de España

 

Esta política de captación de pasivo por las entidades bancarias ha tenido como objetivo básico atender a las necesidades de financiación del sector privado residente. Estas necesidades se han satisfecho, en líneas generales, como podemos comprobar en el gráfico 7, a partir de los créditos y préstamos concedidos, si bien la importancia de los mismos es mayor en el conjunto de las cajas de ahorro y de las cooperativas de crédito que en las entidades de crédito, pues en éstas, aunque la relevancia del crédito ha ido aumentando en el período considerado, adquieren también significación la financiación a través de valores, tanto de renta fija (en descenso) como variable.

 

Por su parte, en las cajas de ahorro, los préstamos otorgados supusieron casi el 80% de la financiación concedida al sector privado residente a finales del siglo pasado, mientras que en 2007 ya alcanzaron más del 88%; de la misma forma, en segundo lugar, la importancia de esta partida en las cooperativas de crédito también ha estado en aumento, observándose además la mayor relevancia en el conjunto de su activo, pues de significar el 87,12% en 1999, ha pasado, a partir de un aumento continuo, a suponer más del 96%. El resto de partidas, tanto en un grupo como en otro, tiene una importancia menor, destacando, en todo caso, la financiación otorgada a través de la adquisición de valores de renta fija, que, en descenso como en el conjunto de las entidades de crédito, llegaron a suponer más del 15% y del 10% del activo de las cajas de ahorro y de las cooperativas de crédito respectivamente, al final del siglo pasado, y ahora el porcentaje supera simplemente el 7% en las cajas y el 2% en las cooperativas[14].

 

Del conjunto de los créditos concedidos al sector residente, en la tabla 1 observamos, para ambos grupos institucionales, que su comportamiento, en cuanto a su distribución por finalidades, ha sido muy similar. Así, han dedicado en los últimos años hasta la crisis reciente unos porcentajes crecientes a la financiación de las actividades productivas, pues en 1999 ese destino suponía entre el 42% (cajas de ahorro) y el 45% (cooperativas) del total del crédito al sector privado residente. La distribución de los préstamos de esas actividades, entre la industria y la construcción, que se recoge en el gráfico 8, permite destacar igualmente la importancia creciente del dirigido hacia el sector constructor, pues en el caso de las cajas de ahorro ha aumentado su participación en el conjunto de actividades productivas en más de 10 puntos en los últimos años (16 puntos si tomamos como referencia el año 1999), y en el de las cooperativas de crédito de forma más acusada, pues su relevancia ha superado, respecto a 1995, los 26 puntos, además con un protagonismo continuamente creciente desde entonces[15].

 

Tabla 1. Distribución del crédito concedido a otros sectores residentes por las entidades bancarias de carácter social

CAJAS DE AHORRO

 

CRÉDITO TOTAL

FINANCIACIÓN DE ACTIVIDADES PRODUCTIVAS

FINANCIACIÓN A HOGARES

FINANCIACIÓN A ISFLSH

SIN CLASIFICAR

1999

188995

42,60

53,72

0,62

3,06

2000

227803

43,66

53,00

0,48

2,86

2001

260495

42,08

55,21

0,49

2,22

2002

304258

43,35

54,43

0,42

1,80

2003

356405

43,76

53,70

0,45

2,09

2004

431868

44,34

53,09

0,45

2,12

2005

554473

43,90

53,99

0,39

1,72

2006

709406

45,35

52,54

0,35

1,76

2007

832940

47,39

50,69

0,32

1,60

COOPERATIVAS DE CRÉDITO

 

TOTAL CRÉDITO

FINANCIACIÓN ACTIVIDADES PRODUCTIVAS

FINANCIACIÓN A HOGARES

FINANCIACIÓN A ISFLSH

SIN CLASIFICAR

1999

22065

44,34

52,32

0,15

3,19

2000

26031

45,80

51,02

0,20

2,98

2001

30452

45,39

50,03

0,25

4,33

2002

35565

42,71

51,29

0,25

5,75

2003

41770

37,97

53,76

0,27

8,00

2004

49359

38,37

54,70

0,33

6,60

2005

64424

40,81

54,58

0,30

4,31

2006

77902

43,09

54,08

0,27

2,56

2007

90759

45,51

52,51

0,28

1,70

Nota: En porcentajes sobre el total del crédito, salvo la cifra total que aparece expresada en millones de euros.

Fuente: Elaboración propia a partir del Boletín Estadístico del Banco de España

 

Si a esas cifras le añadimos además el hecho de que del total de la financiación concedida a los hogares españoles a lo largo de los últimos años, entre el 70% y el 80% corresponden a créditos para la adquisición y la rehabilitación de viviendas, está claro el papel financiador de las cajas de ahorro y de las cooperativas de crédito a las actividades vinculadas con el sector de la construcción, tanto para las Sociedades no Financieras como para los Hogares e ISFLSH (Banco de España, mensual).

 

Gráfico 8. Créditos concedidos al sector privado residente por las entidades bancarias de carácter social a la industria y a la construcción

Fuente: Elaboración propia a partir del Boletín Estadístico del Banco de España

 

 

4.- El impacto del cambio de ciclo económico: la respuesta de las entidades bancarias de carácter social

 

            La conjunción de factores externos, vinculados a la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos y su traslado a Europa, y en los primeros momentos de la misma, a la evolución de los precios de los alimentos y de la energía, y de factores internos, derivados del crecimiento desequilibrado de nuestra economía (con una concentración excesiva de la actividad en el sector de la construcción, hacia el cual se ha dirigido, como hemos visto, gran parte de la financiación concedida por las entidades de crédito españolas y, por supuesto, y además de forma creciente, por las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito), que ha llevado a las Instituciones Financieras, dada la falta de recursos internos para financiar esa expansión del crédito, a apelar de forma creciente al sector exterior (lo que se ha traducido en unos niveles de endeudamiento hasta ahora desconocidos, y sólo sostenibles por nuestra pertenencia a una unión monetaria), ha supuesto, desde mediados de 2007, un cambio en el ciclo económico español con una importante caída en el crecimiento económico y un aumento espectacular de las cifras de desempleo.

 

            En el ámbito financiero, la ralentización económica, el incremento del paro, la caída en los niveles de confianza, como han mostrado los diferentes indicadores disponibles, así como el cierre de los mercados de financiación en los que tradicionalmente nuestras entidades estaban obteniendo sus recursos, sobre todo a través de emisiones vinculadas al sector hipotecario, han generado un doble efecto: por una parte, un incremento en la morosidad de la clientela en las entidades bancarias; y en segundo, un aumento en sus dificultades de financiación. La conjunción de estos efectos, unidos a los que se derivan de la situación del entorno, obligan a nuestras entidades financieras en general, a las bancarias en particular, y a las de carácter social más en concreto, a revisar sus estrategias hasta ahora seguidas, tanto en su dimensión y presencia territorial como en su forma de obtener los recursos para dirigirlos a la financiación del resto de sectores internos, todo ello para mantener sus niveles de solvencia y reducir los riesgos de su actividad.

 

            Prueba de los negativos efectos que está suponiendo el nuevo contexto para las entidades bancarias de carácter social, lo podemos comprobar en el gráfico 9, en el que observamos para los años que corresponden a la década actual, la evolución de los diferentes tipos de créditos concedidos por las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito en relación con la morosidad. En ambos tipos de entidades, después de una evolución claramente descendente en la morosidad, respecto al crédito, desde 1999 hasta 2006, tanto en el total de los mismos, como en los dedicados a la financiación de las actividades productivas en general, se observa, a partir de entonces, un aumento de esas ratios, de forma tímida en 2007, pero ya espectacular en 2008, para situarlas, en el caso de las cajas en el 3,8% y en el 4,6% respecto al crédito total y el correspondiente a las actividades productivas, respectivamente, y en el caso de las cooperativas de crédito, en el 2,8% y en el 4,1%.


Gráfico 9. Evolución de la morosidad en los créditos concedidos por las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito al sector privado residente

Fuente: Elaboración propia a partir del Boletín Estadístico del Banco de España

 

Sin embargo, en el caso de la financiación hipotecaria al sector hogares, tanto para la adquisición como para la rehabilitación de la vivienda, el aumento en la morosidad, como se refleja en el mismo gráfico 9, ya se empieza a observar algunos años antes, de forma tímida eso sí, pues la ratio alcanza su nivel mínimo en 2004, para elevarse paulatinamente a partir de entonces, pero de forma más intensa en las cajas de ahorros, cuya tasa se sitúa en el 2,8% en 2008, frente al 1,5% en las cooperativas de crédito.

 

Pero sin duda, el crecimiento de la morosidad en el sector de la construcción se observa recogiendo los datos correspondientes a la financiación de actividades productivas, que incorpora los créditos concedidos al sector industrial y al sector de la construcción por separado, y que aparecen en el gráfico 10. En este caso, las mayores tasas de morosidad desde 1999 se producen en las cooperativas de crédito, aunque en descenso, como en las cajas, entre 1999 y 2007, pero con un aumento espectacular en 2008, para situarse en unas ratios para la construcción por encima del 5% en ambos grupos institucionales. Esa ratio en cambio es algo más baja, aunque también creciente, en el caso de la financiación al sector industrial.


Gráfico 10. Evolución de la morosidad en los créditos concedidos por las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito a las actividades productivas de industria y construcción

Fuente: Elaboración propia a partir del Boletín Estadístico del Banco de España.

 

Además, por otra parte, este aumento en la morosidad va unido a un recorte en la financiación concedida por las entidades bancarias de carácter social al sector privado residente, consecuencia de la caída en la actividad económica y, por tanto, de la ralentización en la demanda de créditos, y de la mayor prudencia de las entidades bancarias a la hora de aumentar sus préstamos ante el temor del crecimiento de los impagos y el deterioro de sus cuentas de resultados y de su estabilidad. En efecto, como podemos comprobar en el gráfico 11, la senda seguida por el crecimiento de los créditos concedidos al sector privado residente por parte de las cajas y las cooperativas es similar, con un pico máximo en 2005 para el crédito total y para el dedicado a la adquisición y a la rehabilitación de la vivienda, entre el 28% y el 33% para las cajas de ahorro, y entre el 30% y el 39% para las cooperativas de crédito, respectivamente. Sólo en el caso de las cajas se mantiene otro año más un mayor crecimiento del crédito a la financiación de actividades productivas, que alcanza en diciembre de 2006 una tasa de crecimiento del 32%, para descender a partir de entonces, junto con los demás créditos, de manera que, a finales de 2008, ninguno supera una tasa de crecimiento del 10% (con menos del 5% para los de vivienda en las cajas y del 8% para las cooperativas).


Gráfico 11. Evolución de la tasa de crecimiento de los créditos concedidos por las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito al sector privado residente

Fuente: Elaboración propia a partir del Boletín Estadístico del Banco de España.

 

Más significativa resulta la caída en la financiación al sector de la construcción, cuyas cifras, junto con las de la industria, aparecen reflejadas en el gráfico 12. En él se observa que la financiación concedida al sector industrial por las entidades bancarias de carácter social, aún reduciendo su tasa de crecimiento, todavía se sitúa por encima de las del año 2003. En cambio, la caída en la financiación al sector constructor es muy relevante, desde 2006 en las cajas de ahorro, y ya desde 2005 en las cooperativas de crédito. En el caso de las cajas, durante el período comprendido entre 2000 y 2006, la tasa de crecimiento del crédito a la construcción no bajó del 16%, con años por encima del 25%, pero en 2007 se produce su caída espectacular, llegando a 2008 a tener una tasa de crecimiento negativa de alrededor del 3%. Por su parte, en las cooperativas de crédito, la evolución en la tasa de crecimiento de la financiación a la industria y a la construcción ha sido muy similar, con mayores aumentos en la última, alcanzando su tasa máxima en diciembre de 2005, momento en el que el crecimiento del crédito a este sector superó el 50%, y se situó en el 30% para el caso de la industria. A partir de entonces, esas tasas de variación han sido más reducidas, de forma más acusada en el sector de la construcción, que, como en el caso de las cajas, alcanzó una variación negativa a finales de 2008, con un crecimiento del -1%.


Gráfico 12. Evolución de la tasa de crecimiento de los créditos concedidos por las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito a las actividades de industria y construcción

Fuente: Elaboración propia a partir del Boletín Estadístico del Banco de España.

 

Así pues, por el lado de la actividad de financiación de las entidades bancarias de carácter social, hemos podido comprobar que, como resultado de los efectos de la crisis económica, se han producido, por una parte, un aumento significativo de la morosidad, tanto en los créditos o préstamos destinados a la adquisición o rehabilitación de viviendas, como en los concedidos directamente al sector para financiar sus actividades; por otra, se ha ralentizado significativamente, y en algunos casos, con tasas de variación negativas, el conjunto de los créditos concedidos, tanto a la financiación de actividades productivas, y en especial, a la construcción, como al sector privado residente.

 

            Por otro lado, como consecuencia del deterioro de la actividad crediticia de estas entidades y de las dificultades de obtener su financiación en los mercados en los que venía captándolos, también se ha producido un cambio en las modalidades de obtención de los recursos de las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito, como podemos comprobar en la tabla 2. En efecto, las dificultades para la obtención de financiación en los mercados externos, así como la pérdida de confianza en los productos emitidos en general por las entidades financieras, y especialmente los vinculados al sector hipotecario, han provocado un descenso de estas modalidades de obtener recursos en beneficio de la actividad bancaria más tradicional, como es la captación de depósitos del público.


Tabla 2. Tasas de crecimiento de las principales partidas de captación de recursos ajenos de las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito

AÑOS

DEPÓSITOS DE RESIDENTES

DEPÓSITOS A LA VISTA

DEPÓSITOS A PLAZO

VALORES DE RENTA FIJA

PASIVOS FRENTE AL SECTOR EXTERIOR

cajas

Cooper.

cajas

Cooper.

cajas

Cooper.

cajas

Cooper.

cajas

Cooper.

2000

22,73

12,97

29,37

7,43

42,09

20,13

12,71

371,53

47,51

65,12

2001

9,45

15,99

17,46

14,78

15,51

17,01

33,37

791,06

8,85

9,20

2002

10,33

9,65

11,24

14,81

11,94

9,58

25,51

-8,39

13,62

23,78

2003

8,62

10,41

18,72

16,06

11,62

7,14

32,95

40,78

20,42

41,42

2004

15,41

15,35

13,53

14,43

22,04

19,04

37,37

168,25

-1,83

21,35

2005

22,80

24,31

147,87

209,14

36,80

35,53

66,67

129,90

-10,82

29,54

2006

22,30

21,30

12,44

9,81

31,97

31,65

58,80

39,24

-3,88

-28,69

2007

14,95

11,82

-1,98

-2,69

27,97

18,92

28,51

52,08

1,11

3,11

2008

19,87

14,87

-4,07

-5,07

32,14

23,82

-8,29

-21,69

-6,99

-12,32

2009 (marzo)

18,33

16,64

-0,24

-2,14

24,91

26,53

-0,61

6,11

-14,48

-12,50

Fuente: Elaboración propia a partir del Boletín Estadístico del Banco de España.

           

En el caso de las cajas de ahorro, podemos observar, por un lado, la caída en la financiación obtenida del exterior ya desde el año 2004, aunque intensamente desde 2007. Así, a lo largo de 2008, la caída de la financiación exterior ha sido del 7%, agudizándose la misma en marzo de 2009 respecto a la misma fecha del año anterior, pues la reducción ha sido del 14,5%. La caída también se produce en las emisiones de renta fija, que descendieron en 2008 un 8,3%, y menos desde marzo de 2009 respecto a doce meses antes (0,6%). Pero resulta también importante que esta caída contrasta con los fuertes aumentos en las emisiones de estos títulos en años anteriores, cuyo crecimiento anual llegó a superar el 66,7% durante 2005, y siempre por encima del 25% desde 2001. En cambio, los depósitos, especialmente los de plazo, han sustituido en el crecimiento a las formas de financiación anteriores, pues vienen manteniendo desde 2004 una tendencia de aumento muy regular por encima del 15% anual, con algunos años, como 2005 y 2006, por encima del 20%.

 

            Por lo que se refiere a las cooperativas de crédito, podemos destacar igualmente una evolución similar en las tasas de crecimiento de las partidas más significativas del pasivo de su balance. Así, en primer lugar, frente a unos crecimientos importantes de los pasivos frente al sector exterior hasta el año 2005, se produce, a partir de esa fecha, un descenso, con tasas negativas por encima del 10% durante 2008 y en el primer trimestre de 2009, y de casi el 30% durante el año 2006, compensando lo ocurrido en 2005, y frenando de forma brusca el crecimiento observado en los años anteriores. Esas tasas de crecimiento son aún mayores, en segundo, si nos referimos a los valores de renta fija emitidos, mostrando la importante aparición de estas entidades en la captación de recursos a partir de esta modalidad, con cifras que superan en varios de los años recogidos en el cuadro unas tasas de aumento del 100%, logrando, a principios del siglo, un crecimiento espectacular al partir de niveles relativamente modestos, pues se multiplican por casi cuatro y casi ocho entre 2000 y 2001. Finalmente, en cuanto a los depósitos, se observa, al igual que en las cajas de ahorro, un crecimiento continuado, especialmente de los depósitos a plazo. En efecto, desde el año 2004 sobre todo, la tasa de crecimiento anual de estos últimos no se ha situado prácticamente por debajo del 20%, con algunos años por encima incluso del 30% (2005 y 2006). Esta situación contrasta en cambio con los depósitos a la vista, que tras su aumento espectacular en 2005, después de algunos años con tasas de crecimiento por encima del 10%, conoce un crecimiento moderado en 2006, y con descensos en los dos últimos años, así como en el primer trimestre de 2009.

 

            Así pues, el cambio de ciclo económico observado en la economía española desde mediados de 2007, en consonancia con la crisis económica española y mundial, se ha trasladado al comportamiento de las entidades bancarias de carácter social, las cuales han modificado su estrategia en las actividades bancarias tradicionales de captación y de cesión de los recursos. Movidas en parte por la propia situación de los mercados financieros nacionales e internacionales, desde la perspectiva de la captación, se ha pasado a la búsqueda de una mayor financiación a través de las modalidades tradicionales y, básicamente, mediante depósitos a plazo, en detrimento de las emisiones de títulos en los mercados, fundamentalmente los vinculados al mercado hipotecario, y una mayor apelación al sector residente en detrimento del endeudamiento en el sector exterior.

 

            Por su parte, en el ámbito de la realización de operaciones activas, las dificultades en la obtención de recursos en los mercados, unido a la caída en la confianza en la economía y a una estrategia de asegurar la solvencia, se ha debilitado significativamente el crecimiento del crédito, fundamentalmente el vinculado al sector de la construcción, al cual se dirigía una parte importante de los recursos concedidos por el sector bancario de carácter social.

 

            El aumento espectacular en la morosidad en los últimos meses, ya puesto de manifiesto, está poniendo en serio peligro la situación, en primer lugar, de aquellas entidades bancarias que han sido más agresivas en sus créditos concedidos y en la adquisición de valores en los mercados que se han demostrado que presentan una dudosa solvencia, pero también a cualesquiera otras que, como consecuencia de la propia crisis económica, están viendo como sus créditos dudosos crecen significativamente, deteriorándose de forma continuada su estabilidad financiera.

 

            Ante esta situación, las entidades bancarias en general, y las de carácter social en particular, se enfrentan a un reto, en el que deben intentar equilibrar su situación patrimonial sin que ello pueda traducirse en estas últimas en una dilución de sus propios objetivos sociales.

 

            La reacción más inmediata que se está observando es una cierta ralentización, más intensa en la banca y en las cajas que en las propias cooperativas de crédito, en su tasa de crecimiento de oficinas por el territorio nacional, como podemos comprobar en el gráfico 13. En efecto, en los últimos trimestres se ha producido una caída significativa en la ratio de crecimiento de sucursales, llegando a finales de 2008, a una tasa negativa tanto en los bancos como en las cajas de ahorro. Sin embargo, las cooperativas de crédito han venido manteniendo una tasa de crecimiento estable en los últimos años, que supone incrementos entre el 0,5% y el 1% trimestrales.

 

Gráfico 13. Tasa de crecimiento del número de oficinas de las entidades bancarias

Fuente: Elaboración propia a partir del Boletín Estadístico del Banco de España

 

Pero además de la necesidad de un cierto redimensionamiento de la red de sucursales bancarias españolas, ya de por sí de las más importantes del mundo, que permita una racionalización de su número, y que facilite la recuperación de niveles de solvencia más elevados, dado los altos costes operativos que en general suponen, vuelve a surgir con fuerza, al igual que en cualquier otro período de crisis que ha sucedido en el entorno financiero, la necesidad de que se lleven a cabo procesos de fusiones entre entidades.

 

            Desde la perspectiva de las entidades bancarias de carácter social, cabe plantearse la conveniencia de llevar a cabo procesos de este tipo. En el caso de las cajas de ahorro, es cierto que los procesos de fusiones, que prácticamente finalizaron a mediados-finales de los años noventa del siglo pasado[16], dejaron algunas tareas inacabadas, como fueron la presencia de un número excesivo de cajas de ahorro en determinadas Comunidades Autónomas. En este sentido, la situación actual puede facilitar, y en esta línea ya se está trabajando, que se acabe esa tarea, permitiendo reducir el elevado número de cajas de ahorro existente[17]. Otra cuestión es la conveniencia de fusiones entre cajas de ahorro que tengan su sede central en diferentes territorios autonómicos, pues si esas fusiones permiten disminuir el poder político sobre ellas serán positivas, pero si se mantiene y además se pierde la esencia social que debe primar a término en su comportamiento, entonces nada debe impedir dar un paso más y convertirlas en sociedades anónimas[18].

 

            En ese caso, el carácter social quedaría en el sector del crédito cooperativo, cuyos procesos de fusiones también podrían ser interesantes si se consiguen efectos positivos sobre su solvencia y para lograr ofrecer un mejor servicio a las colectividades que atienden principalmente[19]. Esas fusiones, y algunos procesos también ya se están produciendo, no deben afectar a los objetivos generales de carácter social de estas entidades. Como sustitutivo de las mismas sería muy positiva la colaboración entre cooperativas de crédito de las mismas o diferentes zonas geográficas[20], con el fin de ofrecer servicios financieros conjuntos y reforzar su solvencia[21] con la actuación conjunta[22].

 

 

5.- Conclusiones

 

            A lo largo de este artículo hemos podido comprobar que el cambio del ciclo económico español ha supuesto una transformación, en parte impuesta y en parte voluntaria, en las estrategias de localización y de financiación de las entidades bancarias de carácter social.

 

            Antes de la crisis, el modelo de crecimiento económico, basado en el aumento espectacular del sector de la construcción, con un fuerte endeudamiento del sector privado residente no financiero, al que no se puede ofrecer la suficiente contrapartida por el resto de sectores internos, llevó a las Instituciones Financieras a apelar a las emisiones de valores en los mercados, básicamente los internacionales, y vinculados a la concesión de créditos de naturaleza hipotecaria.

 

            El inicio de la crisis internacional, importada por Europa desde los Estados Unidos, ha puesto en entredicho nuestro modelo de crecimiento, que se ha visto afectado muy negativamente por la falta de recursos disponibles en los mercados internacionales, dificultando la financiación de nuestras entidades bancarias, reduciéndose su solvencia al agravarse los problemas de morosidad y ralentizándose la concesión de créditos al sector privado. Fruto de todo ello es el cambio de estrategia que estamos observando en la actuación de las entidades bancarias, que también se está llevando a cabo en las entidades de carácter social.

 

            Así, en el ámbito operativo, se está produciendo una sustitución en la forma de financiación de estas entidades, con una mayor apelación de nuevo al sistema tradicional de los depósitos frente a las emisiones de valores, los cuales se encuentran bastante penalizados en los mercados, especialmente en los internacionales, por la crisis de confianza existente. No obstante, a medida que el mercado se vaya recuperando cabe esperar un avance en las cifras de esas emisiones que permitan completar la captación de recursos vía depósitos y así atender la demanda de crédito cuando inicie una senda clara de crecimiento. Además, la recuperación más lenta de la confianza en los mercados exteriores va a hacer, que, al menos en unos primeros años, la respuesta a las necesidades de financiación de las Instituciones Financieras se encuentre más en los mercados nacionales.

 

            En cuanto a la presencia física de las entidades, se está observando, fundamentalmente en los bancos y en las cajas de ahorro, una caída en el número de sucursales disponibles por el territorio nacional, en un intento de frenar el deterioro de la solvencia por los costes operativos que implica cada oficina. La racionalización de la red bancaria, y del número de entidades, es típica de períodos de inestabilidad en las cuentas de las entidades, lo que debe traducirse en un redimensionamiento de la misma a partir de fusiones entre ellas.

 

            En el caso de las cajas de ahorro y de las cooperativas de crédito cualquier decisión en este ámbito no debería perjudicar al logro de sus objetivos sociales, pues les haría perder su esencia y, por tanto, no tendría sentido su propia existencia como entidades diferenciadas. No obstante, existe margen de maniobra para ellas para conseguir una red de entidades más acorde con la dimensión del mercado financiero español, que puede complementarse en aquellos casos que sea posible con acuerdos de colaboración, tanto entre cajas como entre cooperativas, que permitan, sin descuidar la esencia de cada una de las integrantes en ellos, conseguir ofrecer servicios financieros más completos y a menores costes a sus clientes.

 


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* Profesores de la Universidad CEU San Pablo. Direcciones de correo electrónico: acalvo@ceu.es y pagut@ceu.es

 

[1]  Dentro de la categoría de entidades bancarias de carácter social incluimos a las cajas de ahorro y a las cooperativas de crédito, que si bien son instituciones de depósito con una naturaleza jurídica distinta, sus actuaciones persiguen fines sociales, no sólo a partir del destino de una parte de sus beneficios a obras benéfico-sociales y a educación y promoción respectivamente, sino también por las propias actividades bancarias que desarrollan en beneficio de una parte de la población. Véase, en este sentido, Chaves y Soler (2005) e Iturrioz y otros (2005).

[2]  En concreto, se distingue entre Instituciones Financieras, Sociedades no Financieras, Hogares e Instituciones sin Fines de Lucro al Servicio de los Hogares, Administraciones Públicas y Resto del Mundo.

[3]  Además de ellas, se incluyen el Banco de España, el Instituto de Crédito Oficial, la Banca, los Establecimientos Financieros de Crédito y los Fondos del Mercado Monetario.

[4]  En las que se incluyen el resto de intermediarios financieros y los auxiliares financieros.

[5] Así, el sector de los Hogares y de las ISFLSH pasó de un saldo acreedor del 6,3% del PIB en 1995, a registrar en diciembre de 2007, un saldo deudor del 2,7% del PIB, mientras que en ese mismo período, las Sociedades no Financieras tuvieron un saldo con un ligero déficit (alrededor del 1% del PIB) en 1995, para subir a más del 11% a finales de 2007.

[6]  Como se ha indicado, en el análisis que se va a efectuar a continuación, los datos, de acuerdo con las Cuentas Financieras de la Economía Española del Banco de España, se refieren al sector de Instituciones Financieras, dentro de las que se integran las entidades bancarias y, a su vez, las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito, objeto de nuestro trabajo, puesto que no existe un desglose mayor, salvo la división a la que luego haremos referencia entre Instituciones Financieras Monetarias y No Monetarias.

[7]  Como veremos más adelante, la importancia de las entidades bancarias o de depósito en el conjunto del crédito concedido por las entidades de crédito es muy elevado (más del 95% del concedido a los residentes en España), así como el que supone el otorgado por las entidades bancarias de carácter social sobre el conjunto de las de depósito (más del 50% del total).

[8] Para un análisis de los cambios en la estructura de financiación de las entidades de crédito, véase Fuentes (2008).

[9]  En efecto, aunque las cifras de final del año 2007 no vienen recogidas en el gráfico por ya ponerse de manifiesto el impacto de la crisis financiera, en el último semestre de 2007 se produjo un importante aumento en el conjunto de los pasivos netos contraídos por las Instituciones Financieras, del efectivo y los depósitos, que pasaron a suponer aproximadamente el 80% de los mismos, en detrimento de los valores de renta fija (en torno al 20%).

[10] Proceso que se inicia en 1974 con la llamada reforma Barrera de Irimo, y que va conociendo en los años siguientes cambios en la línea de la liberalización. Para un mayor detalle de este proceso histórico, véase Rodríguez et al. (2008).

[11]  Véase en este sentido para el caso de las cooperativas de crédito, Melián (2004). Para el importante papel que representan para las cajas de ahorro su presencia territorial, véase Fuentelsaz y Gómez (2001).

[12]  A pesar de esa evolución en el número de oficinas y de empleados de los diferentes grupos de entidades bancarias, la realidad es que en la ratio de empleados por oficina no se han producido grandes cambios en los últimos años, siendo lo más destacable en este sentido el hecho de que, a finales de 2007, la banca mantiene un mayor número de empleados por oficina (7,6) que las cajas de ahorro (5,4) y las cooperativas de crédito (4,1), si bien mientras que en la banca esta ratio permanece estable respecto a 1999, en las entidades bancarias de carácter social ha aumentado, desde 5,3 en las cajas de ahorro y desde 3,7 en las cooperativas de crédito.

[13] Aunque no es posible, a partir de las publicaciones oficiales efectuadas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores, conocer completamente para todos los años considerados en nuestro análisis los emisores de estos títulos, y su distinción entre instrumentos por emisor (antes de 2003 sí se ofrecían, pero a partir de esta fecha sólo se publican las emisiones que superan los 1.000 millones de euros hasta 2005 y los 1.500 millones a partir de entonces), podemos destacar los importantes aumentos en las emisiones de estos valores en los últimos años, fundamentalmente de emisiones a plazos mayores y, en concreto, sobre todo de títulos vinculados con el mercado hipotecario, como son las cédulas hipotecarias y los bonos de titulización. Por emisores, destaca la intensa actividad de las cajas de ahorros en las emisiones de estos valores, suponiendo prácticamente alrededor de un tercio de las efectuadas en 2002 y 2003, mientras que la importancia cuantitativa de las cooperativas de crédito es, sin duda, bastante inferior (alrededor del 1% del total en esos años) (CNMV, varios años).

 

[14]  Para un análisis de la financiación en otros períodos de las cooperativas a la actividad económica española y, sobre todo, a la empresa, véase Palomo (1993).

[15] Además del citado en el pie anterior, para analizar el conjunto de relaciones entre la banca y la industria en España, véase Sanchís y otros (1998).

[16] No obstante, en 2007 se ha creado CajaSol por la fusión de las cajas andaluzas El Monte y San Fernando.

[17] Ejemplos claros los constituyen, en el momento de redactar estas líneas, sin ánimo de exhaustividad, los casos de las cajas catalanas, algunas castellano-leonesas, y otros ya truncados, como es el de Caja Castilla-La Mancha con Unicaja, con la posterior intervención de la primera por el Banco de España.

[18] Muchas veces, sobre todo desde la propia banca, se viene reclamando este paso, por la competencia desigual, en opinión de ella, que les hacen las cajas. Un documento ya clásico en este sentido es el del BBVA, “Las cajas de ahorros, entre el mito y la realidad”, Servicio de Estudios, 1995, al que luego se han unido otros trabajos, emanados directamente de informes de los propios bancos, como, por ejemplo, el del Grupo Santander (2003) o el del Deutsche Bank (2004), o incluso organismos, como el Fondo Monetario Internacional (1999), en su informe sobre España, han venido recomendando dar pasos en este proceso.

[19] El movimiento más reciente que se ha producido en este sector ha sido la fusión en 2007 de la Caja Rural del Duero, con sede en Valladolid, y que contaba con 118 oficinas abiertas por las provincias de Valladolid, Ávila, León y Palencia, y Cajamar, con sede en Almería, y con una vocación nacional, pues antes de la fusión cuenta con más de 770 oficinas, repartidas por diferentes provincias españolas, en especial, Almería, Málaga, Murcia, Barcelona y Madrid.

[20]  Las posibilidades de integración de las cooperativas de crédito en sus múltiples formas (estrategias de cooperación y fusiones) han sido objeto de muchos artículos. Entre otros, véase Palomo (1997;1999); Sanchís (2003); Sanchís y Palomo (1997); Palomo y Mateu (1999 a; 1999 b) y Melián (2004).

[21]  En el ámbito de los trabajos dedicados al análisis de la rentabilidad, eficiencia y productividad de estas entidades, pueden verse, entre otros, Calvo y González (1999) y Marco y Moya (2000; 2001).

[22] Ya se está trabajando también en esta línea de cooperación entre entidades, no sólo entre cooperativas de crédito sino entre cajas de ahorro, al amparo de las sugerencias que está efectuando en los últimos tiempos el Banco de España. Así, en el primer caso, Cajamar, junto a tres cajas rurales valencianas (CajaCampo, Albalat dels Sorells y Casinos) han creado el Grupo Cooperativo Cajamar, bajo la fórmula de Sistema Institucional de Protección (SIP), que no supone la desaparición de estas entidades, pues seguirán funcionando con cuentas de resultados propias aunque bajo las directrices de la primera. El objetivo es que en el ámbito del Grupo creado, las cuatro entidades independientes puedan consolidad balances y poner en común estrategias de negocio y de control de riesgos, solvencia y liquidez. También en el caso de las cajas de ahorro, como vía alternativa a las fusiones, y profundizando en acuerdos de colaboración anteriores entre entidades de mediano tamaño para la constitución de plataformas conjuntas para la contratación de la gestión informática y de otro tipo, pudiendo realizar inversiones que se verían dificultades si hubiese que realizarlas de forma individual, se están buscando fórmulas de cooperación similares a la anterior (cajas castellano leonesas), o como las que se están analizando entre las cajas andaluzas, que permitan la realización de alianzas estratégicas, en las que con una personalidad jurídica única, cada entidad mantenga sus características, su nombre comercial y su obra social.